En el caso de tener parásitos externos:

Necesidad de lamerse o rascarse constantemente.

Las pulgas y garrapatas se suelen ver a simple vista.

Pierde más pelo de lo habitual.

Está más cansado.

En el caso de tener parásitos internos:

Aparición de diarrea y vómitos.

Irritación en el recto al intentar calmar el malestar interno.

Pérdida de peso.

Motas blancas en las heces.